domingo, 28 de octubre de 2012

La Piramide de Henning Mankell


Reseña personal.

Aunque se trata de la última novela de la serie policiaca de este autor es en realidad el nacimiento del personaje principal de esta serie. A partir de los cinco casos que se recopilan en el libro, que van desde los inicios como investigador de Kurt Wallander, hasta su madurez como policia, se nos va presentando su evolución personal. Aparece la evolución de su entorno familiar, que caso tras caso acompañan las distintas investigaciones,  así como continuos detalles personales que dan continuidad a la obra.

Es también, a través de los distintos casos,  un ejercicio de  revisión de los valores que sostienen la Democracia, un análisis de su situación actual y su posible evolución.

Reseña de la editorial.

Todo el mundo tiene un pasado. El del inspector Kurt Wallander se remonta a finales de los años setenta, cuando era un joven agente despierto, lleno de ambiciones profesionales y con una vida privada que, ya entonces, hacia agua por todas partes. Los cinco relatos incluidos en La piramide se situan justo antes del comienzo de la primera novela de la serie protagonizada por el célebre inspecor, Asesinos sin rostro. En el primero de los relatos, un inexperto Wallander, con apenas ventiun años, se entromete en un aparente caso de suicidio y termina en el hospital con una cuchillada. En el segundo, es secuentrado por un exiliado sudafricano que acaba de cometer un asesinato. Y en el último tiene que rescatar a su padre de una comisaria de El Cairo, con lo que interrumpe una investigación sobre una misteriosa avioneta que se ha estrellado en la costa ueca y sobre dos hermanas ancianas que han aparecido calcinadas y con sendos disparos en la cabeza.

Henning Mankell.

Nació en Estocolmo, Suecia, en 1948, y en la actualidad divide su tiempo entre Suecia y Mozambique, donde dirige el teatro nacional Avenida, en Maputo. Es autor de numerosas obras de ficción, entre ellas "Comedia infantil".. La serie de novelas policiacas portagonizadas por el inspector Kurt Wallander, traducidas a trenta y site idiomas, aclamadas por el público y adaptadas al cine y la televición, lo han convertido en un escritor de fama mundial.

sábado, 13 de octubre de 2012

Adiós, Hemingway de Leonardo Padura


Reseña personal.

No es una novela policiaca, aunque el protagonista sea el eterno oficial de la polica cubana Mario Conde, y trate de esclarecer un asesinato.

A partir de la aparición de un cadaver enterrado en la que fue la finca de Ernest Hmeingway en Cuba, el eterno Mario Conde, retirado ya del ejercicio policial, enfrascado su infructuosa actividad literaria, rememorará la estancia de Hemingway en la isla de Cuba, y a partir de esta remenbranza analizará la personalidad del escritor, sus fobias y pasiones, sus obsesiones mas íntimas,  y nos dejará, con la maestría de Padura con la intríga sobre la muerte del reconocido escritor.

Como siempre hay que destacar la facilidad de Leonardo Padura para evocar la sociedad cubana, con todas sus frustraciones y desesperanzas.

Reseña de la editorial.

En la memoria de Mario Conde todavía brilla el recuerdo de su vista a Cojimar de la mano de su abuelo. Aquella tarde de 1960, en el pequeño pueblo de pescadores, el niño tuvo la ocasión de ver a Hemingway en persona y, fascinado, se atrevió a saludarlo. Cuarenta años después, abandonado su cargo de teniente investigador en la policía y dedicado a vender libros de segunda mano, Mario Conde regresa a Finca Vigía, la casa museo de Hemingway en las afueras de La Habana, para enfrentarse a un extraño caso: en el jardín de la propiedad han sido descubiertos los restos de un hombre que, según la autopsia, murió hace cuarenta años de dos tiros en el pecho. Junto al cadaver aparecerá también una placa del FBI. Mientras Conde trata de desentrñar lo que sucedió alli en una noche decisiva de octubre de 1958, el lector asiste a los últimos años del escritor norteamericano, a sus obsesiones y a su entorno habanero, desde donde refulgen algunos objetos inquietantes, como un revolver del calibre 22 que el escritor guardaba envuelto en una prenda íntima de Ava Gadner.

Leonardo Padura.

Nació en la Habana, en 1.955. Licenciado en fiología por la universidad de esta ciudad, ha trabajado como gionista, periodista y crítico. Es autor de las novelas La novela de mi vida, en torno a la figura del poeta José María Heredia, y El hombre que amaba a los perros, un éxito de repercusión internacional en el que reconstruye las vidas de Trotsky y Ramon Mercader. Ha logrado el reconocimiento sobe todo por la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway y La neblina de Ayer. traducidas a numerosos idomas y merecedoras de premios como el Café Gijón 1.995, el Premio Hammett 1.997, 1998 y 2.005, el Premio de las Islas 2.000, en Francia y el Brigada 21. A ellas se suma la séptima novela de la serie, La cola de la serpiente, donde los lectores volveránn a respirar el aire familiar del circulo de amigos de Mario Conde, los tragos y las sobremesas desenfadadas para soportar la escasez, además de las mujeres y los peligros en los que se ve envuelto el detective cubano.

Cuentos de Eva Luna, de Isabel Allende


Reseña personal.

Hace unos dias, casualmente, buceando por internet, cayo en mis manos, o mejor dicho, en mi pantalla, el primero de los cuentos de esta colección, me gustó tanto que decidií volver a leerlos, y desempolvé la edición que andaba por casa.

Tengo la constumbre de utilizar como marcapáginas documentos, billetes de avión, recetas, recibos, etc. que luego me permiten evocar la época en que leí un libro. En este caso, al hojear esta vieja edición, me dí cuenta que esta sería la tercera vez que leía esta obra, y me dí cuenta, gracias a unas recetas que allí encontré, que un momento de mi vida, había recurrido a estos cuentos para ayudarme a salir de los malos momentos que estaba viviendo,

Todas estas circustáncias me predispusieron a leerlos con una avidez nueva, casí con deseo. Y en contra de lo que enn estos casos suele suceder, mis espectativas no se vieron frustradas, sino mas bien todo lo contrario, apareció en estos cuentos la mejor Isabell Allende que recordara, con un lenguaje exquisito que me recordaba al sublime García Marquez, rebosante de ternura y de imaginación, seguramente porque como ella misma dice en la introducción, lo escribió también en un momento especial de su vida. 

Nota de Isabell Allende a la edición.

A veces el destino nos sorprende con una pirueta de circo. Eso me ocurrió en 1987, cuando en un viaje de conferencias conocí a un americano en San Francisco, Willie Gordon, de quien me enamoré como una quinceañera, aunque ya tenía cuarenta y cinco inviernos entre pecho y espalda. Decidí que no tenía ni un minuto que perder. Sin aguardar una invitación, me trasladé a casa de Wille, después de abandonar todo lo que me ataba a Venezuela, incluso mis hijos. Las condiciones era precarias. Debía adaptarme a otro país y a otra familia; además no contaba con soledad, silencio y una habitación propia para escribir. Una colección de cuentos era lo único que podía intentar en estas cicustancias, porque la única ventaja que tiene este género -el mas dificil de todos- es que se trabaja en tiempo fragmentado. Escribí estos veintitrés cuentos en el automóvil, en los cafés, en un parque, en un rincón de la oficina de Willie. Casi todos son de amor, porque es lo único que me importaba en esos momentos.