lunes, 30 de abril de 2012

La ciudad de los prodígios de Eduardo Mendoza


Reseña personal.

Hacía años que había leido "La ciudad de los prodigios", tantos que ya no recordaba prácticamente nada de ella, no tenía en mi memoria ningún recuerdo al que agarrarme para evocar su lectura. Recientemente ví en televisión una entrevista del autor con motivo de su última obra publicada, en esa entrevista le preguntaban por la posibilidad de escribir, dada su madurez como escritor, la obra cumbre que todo autor desea escribir, posibilidad que Eduardo desdeñaba, en primer lugar por su avanzada edad, y en segundo porque él mismo consideraba esta, "La ciudad de los prodigios", como su obra cumbre, la obra por la que le gustaría que se le recordase. Estas respuesta fue la que me motivó a leerla de nuevo, después de tantos años, y debo decir que creo que  puede ser considerada una obra cumbre. Cumbre por la dimensión historica de la obra, por el grado de detalle y documentación, por la complegidad de los personajes, muchos de ellos personajes de caracter histórico que conviven con total naturalidad con otros nacidos de la imaginación del autor.

Estructurada a partir de las vivencias del personaje central, Onofre Bouvilla,  en la ciudad de Barcelona en el periodo comprendido entre la celebración de las dos Exposiciones Universales celebradas allí, disecciona la ciudad y sus habitantes. La evolución de la ciudad desde la ciudad de provincias que era en el siglo XIX a la ciudad Condal en que se convertiría después, y a partir de ella la evolución de toda la sociedad española en este periodo tan convulso. 

Con una gran componente de ficción, quizá su aspecto mas brillante es la capacidad de entroncar esta ficción con la realidad historíca que también relata, dandóle a toda la obra un valor histórico que seguramente no pretende tener.

Reseña de la editorial.

La ciudad del título, mágica y pintoresca, es Barcelona, verdadera protagonista de esta novela llena de amenidad y de inventiva. En un relato a caballo entre la picaresca y la mítica, asistimos a la impresionante transformación de la ciudad entre las exposiciones universales de 1.888 y 1.929. Onodeo Bouvilla, escalador social nato, es el maestro de ceremonias de esta fiesta literaria en la que se convoca a Rasputín, los zares, la empratriz Sissí, Mata Hari y hasta un platillo volante.


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