Reseña personal.
Hace algún tiempo que tenía prevista esta relectura, y ha tenido que valer la excusa de que fuera elegida como lectura del mes en el club de lectura en el que participo.
Escrita en forma de monólogo, en el que el protagonista narra su propia existencia en los últimos años de su vida hasta su encuentro con la muerte, no es ni mas ni menos que la metáfora, si se quiere, de los últimos años de decadencia de un pueblo hasta su ecuentro con el abandono y el olvido.
Totalmente identificada con el medio rural, donde se desarrolla la historia, todos los elementos de la naturaleza cobran tal protagonismo que se convierten en personajes de la historia, cobrando vida para, a partir de esta personificación de estos elementos, hacernos partícipes de su muerte.
Con un lenguaje extraordinariamente poético, la evocación que consigue la obra permite al lector interiorizar los sentimientos que el protagonista vive a lo largo de toda la historia.
Reseña de la editorial.
La lluvia amarilla es el ´monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre "la lluvia marilla" de las hojas del otono oque se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nive, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravios de su mente y a las discontinuidades de su percepcción en el villorio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.
En el pueblo de Ainielle ya sólo quedan Andrés y Sabina. Poco a poco el matrimonio se ha visto obligado a ver cómo los demás habitante, espoleados por la miseria o por la promesa de un mundo mjero, han abandonado gradualmente las duras condiciones de vida. Una noche, sin embaro, Andrés descubre a Sabina ahorcada en el molino. Ahora ya no queda nadie que pueda llevar con él el peso insoportable del pasado.
La luvia amarilla confirma en Llamazares el léxico vivio, preciso y genuino, la autenticidad artística y las dotes de creación de un clima poético y un universo personal que acreditan en él a uno de nuestros mas valiosos narradores.
Julio Llamazares.
Nació en Vegamián (León) en 1955. Su obra abarca desde la poesía - La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)- hasta los libros de viajes El rio del olvido (1990) y Cuaderno del Duero (1999) o los guiones cinematográficos Retrato de bañista (1995), El techo del mundo (1998) y Flores de otro mundo (2000). Es autor también de las novelas Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988) y El cielo de Madrid (2005) y del libro de relatos En mitad de ninguna parte (1995). Su obra periodística ha sido recopilada en los volúmenes En Babia (1991) y Nadie escucha (1995).