Reseña personal.
Llena de realidad y de fantasía.
Una obra en la que continuamente se confunden la realidad y la fantasía. Con tal grado de profusión de personajes históricos, que la visten de verdad, aunque en algún caso estén alteradas sus realidades, está llena de fantasía y de ilusión. Es tal el grado de confusión entre la realidad histórica y la fantasía que, como confiesa en el apendice la escritora, los pasajes mas fantásticos son en relidad hechos históricos sin ninguna alteranción, y vicecersa, aquellos que mas disfrazados de realialidad están, son sólo producto de su imaginación.
Escrito en primera persona y en tiempo narativo presente nos presenta una historia de la antigüedad. Este es sin duda el primer truco del que se vale la autora para confundir realidad y fantasía. La ambigüedad de la protagonista, mujer que durante gran parte de la historia se ve obligada a pasar por hombre, es otro de los factores que crean también esa confusión en el lector.
Un alegato en favor de la libertad surgido del mismo corazón del oscurantismo que, aunque tenga un final trágico, deja abierta una puerta a la esperanza.
Reseña de la editorial.
Por las praderas del Señor de Abuny, fiel al Rey de Aragón, pasea su juventud la inocente Leola. A sus quince años todo lo que conoce es la dura rutina del arado, el pastore y una vida humilde que se tuncará el día enn que la guerra contra el Rey de Francia la separe de su padre, su hermano y su amado Jacques. Desolada y sin prespectivas de futuro, Leola decide disfrazarse de Caballero y empezar una vida marcada por la espada y el escudo.
En el ocaso del siglo XII las batallas entre las tropas del Rey de Aragón y las del Rey de Francia tiñen de snagre los verdes prados. El hambre y la miseria azotan a los poblados pequeños y a los humildes campesinos, y las bajas de uno y otro bando requieren que más hombres su sumen a la gesta: hijos, padres, hermanos alejados de sus mujeres para defender los colores del reino al que deben fidelidad. Así, a los quince años, Leola se encuentra sola en la tierra que antaño cultivaba con su hermano y su padre y por la que paseaba su amor por Jacques. Harta de que la guerra sea sólo cosa de hombres, Leola toma una férre determinación: disfrazarse de caballero y recorrer los caminos para volver a los brazos de Jacques.
En su largo peregrinar, Leola se topa con Nyneve, una bondadosa bruja a quien salva la vida y que le presenta al Maestro Roland. Éste le enseñará el arte de la espada, y con cada golpe, Leola irá convirtiéndose en un verdadero caballero. Con cada herida, su inocencia va despertando a la realidad del mundo. Con cada traición, va descubriendo la peor car de la naturaleza humana. Y por ese ir y venir de meses y años, dentro de la férrea armadura arde el cuerpo de la mujer que ya es Leola y que reacciona inesperadamente ante sensaciones desconocidas. ¿Cuántas vidas habrá de truncar el frio de su espada antes de que Leola pueda encontrar de nuevo la felicidad?.
Rosa Montero.
Nacida en Madrid en 1951, cursó estudios de Periodismo y Psicología, y desde 1976 escribe en el periódico El Pais. Rosa Montero es una de las firmas más prestigiosas de la prensa actual, y gran parte de sus artículos y entrevistas han sido publicados en España para ti para siempre (1976), Cinco años de país (1982), La vida desnuda (1994), Historia de mujeres (1995), Entrevistas (1996), Pasiones (1999) y Estampas bostonianas y otros viajes (2002); una fecunda labor profesional reconocida con el preimio Mundo de Entrevistas 1978, el Nacional de Periodismo 1980 para Reportajes y Artículos Literiarios y el premio Literario y Periodístico Gabriel García Marque 1999, entre otros. Ha cultivado diversos géneros literarios: el relato -Amantes y enemigos (1998)-; guiones televisivos -Media Naranja (1987)-; el teatro -Sólo los peces muertos siguen el curso del rio (1999)-; el ensayo -Historias de mujeres (1995), La loca de la casa (2003)-; y la novela: Crónica del desamor (1979), Te trataré como a una reina (1983), Amado amo (1988), Temblor (1990), Bella y oscura (1993), La hija del canibal, galardonada con el premio Primavera (1997) y El corazón del tártaro (2001).
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