jueves, 21 de junio de 2012

Mundo del fin del mundo


Reseña personal.

Una vez mas, una muestra de la versatilidad de este escritor, pero también una muestra de la enorme vitalidad de este incansable viajero. Viajero a través de lugares y voluntades, caminante a través de espacios y sueños.

Enmarcada en una historia de suspense, que mantiene la emoción hasta el último momento, en el que la emoción por la intriga es sustituida por la emoción por el impacto que generan los hechos ocurridos,  nos encontramos una lectura sobrecojedora que no puede dejarnos impasibles ante lo que nos plantea, ¿donde está el límite del paso del hombre por la naturaleza?.

Narrada como una historia de ficción, es tal la emoción con la que está escrita, se aprecia tanto la implicación del autor en ella, que no podemos dejar de pensar que hay en ella una enorme componenete autobiográfica. Es tal la sensibilidad que muestra el narrador por el entorno natural que describe, que no podemos dejar de pensar que se trata de vivencias personales, y sobre todo no podemos dejar de preguntarnos si puede existir tal comunión con la naturaleza que nos rodea.

Reseña de la editorial.

Un adolescente, enardecido por la lectura de Moby Dick, aprovecha las vacaciones de verano para embarcarse, en los confines australes de America, allí donde se termina el mundo, en un ballenero que por primera vez le llevará por esos pares donde todavía navegan legendarios héroes de verdad y de mentira. Muchos años después, el joven chileno, ya convertido en adulto y residente al otro  lado del planeta, periodista y miembro activo del movimiento Greenpeace, vuelve inesperadamente a los lejanos parajes de su escapada juvenil por una razón muy distinta, pero tal vez igualmente romántica: barcos piratas están depredando la fauna marítima que habita las gélidas e impolutas aguas del mundo del fin del munto. Hay que seguir las huellas sanginarias del feroz capitán Tanifuji, encontrar pruebas, denunciarlo, impedir la barbarie y saltar a Sarita, atrapada en una enmarañada red de oscuros intereses internacionales. La solidara obsesión del capitán Ahab por una ballena enorme ha dado lugar al exterminio sistemático e indiscriminado de una banda de modernos corsarios.

Luis Sepúlveda.

Nació en Ovalle, Chile, en 1.949. Muy joven aún, decidió ser viajero como quien decide ser oficinista. De Tierra del Fuego a Oslo, de Barcelona a Quito, de la selva amazónica al desierto de los saharauis, de las celdas de Pinochet al barco de Greenpeace, recorrió todos los territorios posibles de la geografía y las utopías. Y, mientras viajaba, escribia. Publicó el primero de sus muchos libros, la mayoría inéditos, a los veinte años. En 1.992, a partir de su publicación en Frnacia de Un viejo que leía novelas de amor, se convirtió en uno de los libros más traducidos y leídos en el mundo.



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